Cagliari le ganó de local a
Genoa por 2 a 1, remontando la ventaja inicial de Eros Pisano (48') con los
goles de Marco Sau (55') y Daniele Conti (82').
De esta manera, los sardos ahora suman 19 puntos y rebasaron al Grifo
en la tabla, trepándose al decimoséptimo escalón y dejando a su rival decimoctavo con 17 unidades.
No fue un partido brillante, por culpa especialmente de la lluvia
torrencial que bajó por todo el primer tiempo y dejó la cancha muy
pensada también en el complemento, pero en el equilibrio de la primera
etapa mucho tuvo que ver también el "miedo" de ambos cuadros, que se
jugaban mucho en este encuentro.
En el primer tiempo las mejores chances de gol fueron de la visita,
que lo molestó a Avramov con un par de buenos remates desde afuera, pero
en general fue Cagliari el equipo que se vio más reactivo y con mayores
ganas de jugar al ataque, si bien raramente logró transformar en
ocasiones sus peligrosos ataques.
En el complemento se vio más espectáculo, mérito en particular del
tempranero gol xeneize, que llegó al tercer minuto cuando Pisano, de
cabeza, conectó un centro desde la derecha, procedente de un tiro de
esquina, y la mandó a guardar.
La desventaja despertó finalmente al anfitrión, que de la mano de un
excelente Nainggolan (el mejor del enfrentamiento) se trepó en la
cancha, empezó a poner presión y, sobre todo, jugó como sabe, con la
pelota al piso y mucha velocidad.
Así llegó el 1 a 1, Sau,
entró por izquierda, definió con el interno de su pie derecho y contó
con la mala desviación de Frey, quien alcanzó a tocar pero no pudo
rechazar el remate.
Genoa, gracias también a los cambios de Delneri, logró equilibrar un
poco el trámite, pero ya sobre el final, cuando faltaban unos diez minutos para el cierre, Avelar ejecutó un tiro libre desde la derecha,
que era casi un córner corto, con un centro muy cortado y fuerte: Conti
cabeceó bárbaro sobre el límite del área chica y no le dejó chances de
tapar al arquero rival, anotando así el 2 a 1.
El partido parecía cerrarse definitivamente pocos minutos más tarde
cuando Seymour, con una locura, cometió una falta
dura sobre Ibarbo en el medio de la cancha y se mereció la roja directa, sin embargo, esa situación pareció producir demasiado relajamiento en
el local, que arriesgó muchísimo al tercer minuto de descuento, cuando
Kucka estampó el esférico en el travesaño, haciendo temblar la
trasversal y las piernas de todos los hinchas sardos.
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