El primer tiempo mostró un juego cerrado, de mucha marca, que hacía que las acciones se cortaran constantemente, sin mayor trabajo en los arcos, aunque con algunos disparos de Tigre con los que intentaron sorprender a Millonarios.
Rubén Botta fue el más incisivo en el trabajo ofensivo del equipo argentino, mientras que Harrison Otálvaro se destacó en el equipo local por el coraje y garra para luchar el balón.
En la etapa complementaria, Millonarios salió dispuesto a abrir el marcador, teniendo el balón, tocando y llegando al área contraria, en la que encontró una muralla defensiva casi imposible de pasar.
La presión y el buen juego con el que salió el equipo de Hernán Torres en el inicio del segundo tiempo mermó lo suficiente como para que Tigre se tomara confianza.
En el minuto 65, luego de un cobro de tiro libre, el balón quedó en Ezequiel Maggiolo, quien de cabeza se lo dejó a Echeverría para que anotara el 0-1.
El conjunto local intentó reaccionar, controló las acciones, y buscó el empate que tan solo llegó en el minuto 90 a través de Jorge Perlaza, cuando el tiempo le permitía poco soñar con el milagro de un nuevo gol, que obviamente nunca llegó.
Tigre jugará por primera vez en su historia una final de la Sudamericana, luego de su primera participación en el 2009, cuando quedó eliminado en la primera fase.
Este partido de vuelta de la semifinal de la Copa Sudamericana se disputó en el estadio El Campín, de Bogotá.
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