Cristiano Ronaldo
reactivó al Real Madrid, con la mente puesta en el duelo contra el
Manchester United, que con tres de los cuatro goles blancos dejó en
evidencia al Sevilla, que pasó por el Bernabeu desarmado y sin alma.
Mourinho
calculó esfuerzos ante la inmersión europea, dejó en el banco a la
conexión alemana Sami Khedira y Mesut Oezil y recurrió a Kaká desde el
inicio, el jugador menos utilizado por el portugués en escena al igual
que Raúl Albiol, que ocupó el centro de la zaga mientras el argentino
Gonzalo Higuaín y el francés Karim Benzema compartían el ataque.
La
falta de tensión invadió el choque, esperada tal vez en el Real Madrid,
con la atención desviada a otro sitio, delatada por el once en escena;
pero sorprendente en el Sevilla, con un trayecto aún largo por andar y
objetivos por definir.
Sin embargo, el
conjunto de Unai Emery se contagió de la actitud contemplativa del Real
Madrid, sin presión ni idea por definir se apuntó a un juego plano, solo
agitado por los cambios de ritmo de Jesús Navas, que dejó en evidencia a
Fabio Coentrao en más de una ocasión.
Los
arreones blancos fueron los que sacaron al partido del tedio, el Real
Madrid, con espacios, cambió de velocidad y entre Higuaín, Ronaldo y la
fortuna fabricaron una acción finalizada por Benzema (18'), que aprovechó la
falta de entendimiento del meta Beto y Fernando Navarro.
Casi a continuación llegó el golazo de Cristiano (26') un zapatazo con la
izquierda desde fuera del área, fuera del alcance de Beto, que sí
resolvió bien un par de acciones que pudieron ampliar la renta
madridista antes del descanso.
El choque se
cerró nada más comenzar la segunda parte, un exceso de vista de Fazio
llevó el balón a Ronaldo (46'), que no tuvo más que cruzar el balón a Beto.
En
plena fiesta Cristiano (59') hizo suyo el cuarto en un contraataque que
culminó tras un pase de Higuaín. Mourinho frenó el festival del luso al
retirarle del terreno de juego a falta de media hora, sacó al joven
Álvaro Morata, tres "nueves" sobre el césped, aunque pronto quedó con
dos por la expulsión de Gonzalo Higuaín.
La
situación del partido permitió el retorno de Pepe casi dos meses
después, entró por Kaká, que pasó por la jornada sin pena ni gloria, dejó pasar el brasileño otra ocasión para reivindicarse.
Manu
del Moral, en el tramo final (87'), marcó el tanto del honor sevillista, inservible, que no evitó que su equipo dejara en Madrid una imagen
sonrojante.
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