En innumerables ocasiones el futbol mexicano se ha quejado del maltrato a sus representativos cuando juega en Conmebol, pero debería hacer lo mismo cuando por decreto es el mandamás de Concacaf, y es que tres penales dudosos a favor han sido la rúbrica para que el "Tri" esté en una nueva Final. El árbitro estadounidense Mark Geiger será recordado por los panameños con un constante sentimiento de robo, a tal grado que debió ser escoltado para salir de la cancha del Georgia Dome.
El conjunto verde inició fiel a sus preceptos, con la tenencia del
balón, con cambios de juego por ambos costados, con toques de primera
intención, lo malo es que todo era horizontal, no hubo verticalidad, ni
quien pusiera un pase entre líneas, se careció de un jugador
desequilibrante, de alguno que se echara el equipo al hombro.
Se pensaba que todo cambiaría cuando los centroamericanos se quedaron
con 10 hombres por la expulsión de Luis Tejada, entonces
se replegaron, esperaron en su primer tercio a un "Tri" que ni así supo
hacerles daño. Incluso, Panamá se notaba más incisiva y estuvo a punto
de vulnerar a través de Valentín Pimentel, primero con disparo y
luego con un cabezazo es decir, las carencias mexicanas a la
ofensiva le dieron vida al rival para oxigenarse al frente.
Algo extraño pasó con Guillermo Ochoa, quien no lograba cortar por
arriba los largos balonazos al área en saque de banda de los panameños,
después, en un tiro de esquina se amarró, el "Maza" perdió la marca y
Román Torres (57') aprovechó las facilidades para entrar como en la sala de su
casa y poner el primero.
México se fue al frente sin ideas, descompuso sus líneas,
amontonó jugadores al frente e hizo más llevadero el trabajo defensivo
de su rival.
El "Tri" era estéril, inerte, ni las variantes ofensivas que juntaron al "Chuleta", Esquivel, Vela, Oribe, Guardado y el "Tecatito" funcionaron, hasta la polémica arbitral a su
favor.
El juego se volvió a extender a los tiempos extra y, si el árbitro ya
había regalado un penal, pues ahora le pareció buena idea señalar otro
sobre Javier Orozco para que Guardado (105') lo volviera a anotar para
el 2-1 definitivo. El juego se descompuso, ya no tuvo chiste, Panamá
estaba desfondado, no tenía argumentos para atacar, las polémicas se
habían consumido su energía. México avanzó sin merecerlo, su taquillera
actuación lo tiene en la Final.
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