En el último partido de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu, el delantero de la cantera Álvaro Morata anotó dos goles (86' y 90') y el galés Gareth Bale (64') marcó el otro gol madridista, mientras que para el Espanyol anotó Pizzi (92').
El Real Madrid ya había quedado descolgado de la disputa por el título tras su derrota del domingo pasado frente al Celta de Vigo.
Unas molestias en el calentamiento previo al inicio del partido llevaron al Madrid a reservar a su estrella, el portugués Cristiano Ronaldo, que había arrastrado unas recientes molestias físicas, para la final de la Liga de Campeones, que se disputará el próximo 24 de mayo en Lisboa frente al Atlético de Madrid.
El único aliciente del intrascendente partido era Cristiano Ronaldo; su lucha para hacerse con la Bota de Oro, para dejar atrás a Luis Suarez (llevan los mismos goles y los mismos puntos, 62). Era el aliciente y el antídoto perfecto contra una tarde de bostezos, el portugués, que según Carlo Ancelotti estaba recuperado y hoy iba a ser titular, ni siquiera pudo terminar el calentamiento, se retiró con gesto serio a los vestuarios y ni siquiera se sentó en el banquillo, todo, a una semana de la final de Lisboa.
La tarde, fue efectivamente, de bostezos, interrumpidos
de vez en cuando por las ganas de Sergio Ramos el único que,
aparentemente, tenía ganas de jugar el partido, por las arrancadas de
Marcelo por el carril izquierdo y por los chispazos de Di María. Nadie hizo de Cristiano en el Santiago
Bernabéu en toda la primera parte.
Una tarde soleada y calurosa despidió al equipo de
Ancelotti que a partir del lunes empezará a preparar la cita europea
contra el Atlético, con alguna buena noticia (se ha
recuperado a todos los lesionados, salvo a Pepe) y con la gran preocupación
de Cristiano que se retiró hace diez días en Pucela y todavía no ha
vuelto a jugar, se entrenó sin problemas a lo largo de la semana pero
hoy ni siquiera pudo terminar el calentamiento.
Fue Bale el que rompió la tranquilidad de la tarde con
un tiro cruzado (a pase de Benzema) que primero rozó el palo y luego
tocó el fondo de la red. Ancelotti quitó a Khedira (por Modric); dejó a
Carvajal en los vestuarios al final de la primera parte (entró Arbeloa) y
también quitó a Benzema en la última media hora por una molestias
musculares, lo sustituyó Morata que marcó un doblete
pero no celebró ninguno de los dos tantos.
Hubo tiempo, incluso, para que el Espanyol marcara, fue Pizzi el que superó a Casillas cuando todos estaban deseando
ya que el árbitro pitara el final. Nadie piensa en otra cosa que no sea la cita de
Lisboa.
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