El Real Madrid ganó 3-1 al Betis en un partido
accidentado que acabó con las lesiones de Marcelo, Benzema, Carvalho y
Modric antes del partido de UEFA Champions League que disputará esta
semana ante el Borussia, clave para marcar el éxito o el
fracaso en la presente temporada.
Mourinho sacó un once plagado de suplentes que
acompañaron a Mesut Özil, Diego López, Karim Benzema y al siempre
insaciable Cristiano Ronaldo, no imaginaba el técnico portugués que
acabaría el duelo con nuevos inquilinos en la enfermería.
Sorprendió el nombre del brasileño Carlos
Henrique Casemiro, un medio centro del filial que llegó al club en
febrero con intenciones de quedarse con los mayores, se enfundó el traje de Sami Khedira, descansando junto a Xabi
Alonso, Ramos y Coentrao, y tampoco mostró nada del otro mundo.
Con Cristiano Ronaldo hambriento, el cuadro madridista mantiene la
ansiedad justa para seguir ganando partidos de Liga por inercia, el
portugués tira del equipo, que muchas veces parece esperar con qué va a
sorprender el luso. Pocos ofrecen desmarques, sólo José Callejón, único
que da alternativas a la poca movilidad merengue.
El Betis, con Beñat inspirado, junto a Pabón, Campbell y
Rubén Castro, pura dinamita arriba, cogieron el balón y comenzaron a
sumar ocasiones.
Primero, Pabón disparó fuera desde lejos;
después, Beñat hizo lo mismo pero paró Diego López; Campell dentro del
área, de volea, la tiró fuera; también lo intentó Rubén Castro de
cabeza, sin oposición, para mandar la pelota por encima del larguero; y
Cristiano interrumpió el carrusel bético con un tiro al palo que
respondió Pabón mandando un balón al larguero.
Entonces
aparecieron Özil y Benzema, en el minuto 45, para hacer una pared y dar
en el clavo, el alemán no falló en el mano a mano ante Adrián y subió el
primer gol blanco al marcador en un momento de ciertas dudas, justo
antes del descanso, psicológico y con prolongación, porque a los diez
minutos de la reanudación, Benzema (57') hizo el segundo tras aprovechar un
paso de Cristiano.
El núcleo duro de los jugadores que
estaban sobre el césped consiguieron hacer olvidar el debate de cada
semana sobre si Mourinho seguirá o no. El
equipo "B" blanco se dedicó a jugar al fútbol sin más, sin alardes, pero
cumplió, sólo el tanto de Jorge Molina, de penal (73') inquietó un poco al Bernabéu.
Esa inquietud alcanzó su
máxima expresión cuando Rubén Castro, en el 89', casi empata tras mandar
un balón al larguero, después, Özil, como si se tratara de un destino
cruel, hizo el tercero (90'), pero el Real Madrid no salió totalmente indemne,
Mourinho perdió a varios jugadores por lesión y los daños colaterales
fueron demasiados en un partido de tramite con el Dortmund en el
horizonte.
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