En la vigésimo quinta jornada de la Serie A, Nápoli tenía la chance
ante Sampdoria, de local en el estadio San Paolo, de ponerse a distancia
de tiro de Juventus.
En cambio el Burro tuvo que conformarse con un empate por 0-0 que lo
deja todavía segundo, pero sumando 51 unidades a cuatro desde la Vieja
Señora; los dorianos, por su parte, con esta igualdad tienen 29 puntos en la clasificación y comparten con Chievo el doceavo escalón.
El partido estuvo condicionado de manera evidente por la pésima
condición del césped, que impidió la regular rotación del esférico que
rebotaba y picaba de un lado para el otro.
Un factor que limitó, como suele pasar, al equipo que debía ganar y
que debía jugar a fútbol para hacerlo, es decir el celeste, que de todas
maneras tuvo como principal freno la total ausencia de ideas y algunos
contrasentidos tácticos, que se están volviendo reincidentes.
Desde el inicio, en efecto, se vió claro que los locales aplastaron a
un rival concentrado únicamente en defenderse, dedicándole algo de
espacio, pero muy poco, a los contraataques.
En ese marco, Nápoli hubiese debido buscar soluciones diferentes,
como pegarle más desde afuera y jugar un poco más con el balón alto, más
o menos lo que suele decirse el clásico fútbol "a la inglésa", pero el
equipo de Mazzarri hizo muy poco en ese sentido y sobre todo buscó con
insistencia, a pesar de todas las dificultades, de poner el balón en el
piso e intentar poner a sus delanteros en condiciones de provecho
adentro del área.
Así, por todos los primeros 45 minutos el anfitrión logró mostrarse
con peligro únicamente con un disparo poderoso de Insigne desde lejos que Romero
rechazó con alguna dificultad y luego un buen corte de Cavani, quien
mordió un poco el zurdazo y terminó por disparar débilmente y encima del
arquero adversario.
El complemento se abrió con una buena iniciativa de Armero,
desperdiciada por una definición del colombiano que no fue ni un remate
ni un centro bajo, a esa chance respondió Sampdoria con una volea de
Icardi mordida, desde buena posición, en la que fue prácticamente la
última ocasión verdadera de la visita, que desde ese momento se cerró
totalmente en su propia área, en ese marco, hay que subrayar el gran
aporte de Andrea Costa.
Y, como ya había ocurrido ante Lazio, en el final del desafío
durante el cual los celestes jugaron especialmente a poner centros y
pelotazos al área, el hecho de que sus hombres de mayor talento jugaran
con "el pie invertido" frenó la velocidad de la maniobra y determinó que
el equipo creara muy poco.
Así Nápoli tuvo que conformarse con un empate que tiene el sabor de
una gran ocasión desperdiciada para pelearle verdaderamente el título a
Juventus.
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