ALEMANIA DOMINA EN EL STADE DE FRANCE

Alemania consiguió su  primera victoria contra los galos desde 1987, Francia cosecha así la primera derrota en la era de Didier Deschamps, a mes y medio del trascendental duelo contra España que marcará la hegemonía del grupo I de la fase de clasificación para el Mundial de Brasil, el resultado supone para Alemania acallar los murmullos que habían surgido entorno a un equipo, sobre todo después del jarro de agua fría que se dieron contra Suecia.
El partido fue una confrontación de estilos, el de una Alemania que quería controlar el juego a partir del balón y una Francia más vertical, más explosiva, pero también dejó entrever a un equipo, el alemán, que ha definido un patrón de juego y a una Francia que todavía busca su estilo.
Alemania dominó el juego durante los primeros compases y dispuso de algunas ocasiones, como la que tuvo Özil, que Lloris le sacó con los pies, respondió Francia con chispazos de velocidad, casi siempre salidos de las botas de un Ribéry que cobra, día a día, galones en el equipo al igual que Benzema, que en el minuto 27 dispuso de un mano a mano con Adler, sustituto del habitual Nauer bajo los palos germanos y que ganó la batalla al madridista, Ribéry volvió a aparecer a lo largo del encuentro, muy peligroso en todo el partido, hasta que en el minuto 44 provocó una falta a 30 metros de la meta alemana que dió origen al gol, la falta magistralmente ejecutado por Benzema, el balón se estrelló contra el larguero, el rechazo llegó a Sissoko que sirvió para que Valbuena adelantara a Francia (44') era la recompensa al trabajo francés, que laboriosamente se había sacudido el dominio germano.
Tardó poco en empatar Alemania tras el descanso, cuando un error en el centro del campo del recién ingresado Capoue permitió montar un contragolpe a Gündogan, que sirvió para que Müller (51') batiera a Lloris, el empate espoleó a Francia, que produjo sus mejores minutos, con un imparable Ribéry que trajo de cabeza a la defensa germana, pero cuando más dominaban los galos, la dupla madridista Özil-Khedira iluminó el juego germano, el primero se inventó un pase genial a los pies del segundo, que ante Lloris resolvió con inteligencia.

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