Neymar anotó su primer póker de azulgrana y Barcelona goleó al Rayo Vallecano (5-2) que ya suma siete
derrotas en siete partidos contra el equipo culé.
Neymar, en
plan estelar, dirigió la remontada en la primera mitad y, medio
desaparecido, sentenció la victoria en la segunda, cuando más y mejor
apretaba el Rayo Vallecano. Difícil explicar a quien no vio el
partido que el equipo de Luis Enrique ganó por 5-2 a un rival que tuvo
más posesión en la segunda mitad, que remató con mayor atrevimiento a un
Bravo que salvó el empate y que mereció, sí, abandonar el Camp Nou con
un resultado mucho mejor que esa goleada tan cruel.
El Barça levantó gracias a la
majestuosidad individual de Neymar, que provocó y marcó dos penales en
la primera mitad para remontar el 0-1 inicial de Javi Guerra (15'), un gol en el que quedó señalado, por su lentitud, Dani
Alves. Dos penales en 10 minutos maravillosos del delantero
brasileño (22' y 32') apartaron de los focos a su compatriota, cuyo despiste provocó
casi histeria en toda la defensa, donde el tan criticado Mathieu se
multiplicó a un lado y a otro para mantener el 2-1.
Después,
en la segunda mitad, el partido careció de toda lógica, el Barcelona
pareció acudir al césped dormido y el Rayo revolucionado. El equipo
madrileño tomó el mando, desde el primer instante, y tuteó al campeón de
una manera absolutamente descarada pero le faltó suerte. Tuvo
instantes de buen fútbol en el
terreno de juego ante la
impotencia azulgrana, que mantuvo el marcador a favor poco menos que de
casualidad, con fortuna y gracias a la falta de remate, o de acierto,
del Rayo.Y reapareció Neymar y se pasó del miedo a un instante de ensueño azulgrana. Neymar,
desaparecido del partido hasta ese momento marcó dos goles en un solo
minuto: el 3-1 aprovechando el rechazo del portero y el 4-1 a placer y a
pase de Suárez (77'), que no mucho después logró el quinto gracias a la
asistencia del propio brasileño, protagonista por encima de todo y de
todos. Descontó Jozabed (86'), pero acabó goleando el Barcelona en
un partido imposible de explicar más allá del gran momento que mostró
Neymar acompañado del crecimiento de Sergi Roberto, la solidez de Busquets
y la solvencia de Bravo.
Sin demasiado juego de equipo, al
campeón le bastó con las individualidades que dirigió, a lo grande,
Neymar; el Rayo se marchó con la cabeza en alto por un partido más
que digno.
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