Tras ganar por 2-1 en la capital turinesa,
el equipo de Massimiliano Allegri defendió su ventaja y con un gol del
exmadridista Álvaro Morata (57') selló su clasificación.
El Real Madrid se había adelantado en la primera parte con un tanto de penal del portugués Cristiano Ronaldo
(23'), lo que le daba la clasificación por el valor doble de los goles
en campo contrario, pero no supo rentabilizar su ventaja.
La del Olímpico de Berlín será una final inédita entre dos equipos que
suman seis títulos, cuatro el equipo catalán y dos el turinés.
El campeón relevará en el palmarés al Real Madrid,
que venció en 2014 en Lisboa al Atlético de Madrid en la prórroga (4-1)
y sumó su décima corona para confirmarle como rey del torneo.
Real Madrid perdió su última oportunidad de salvar la temporada, movido por
la necesidad de remontar el 2-1 adverso de la ida, pero si las ganas de
repetir en una final de Champions de los merengues llegaban a límites
estratosféricos, la "Juve" no se quedaba atrás con su deseo de volver a la
cita grande después de una década y mucho menos se quedaba corto
Álvaro Morata, el canterano merengue que puso fin a la campaña merengue
en un segundo.
Los bochornosos 35 grados centígrados de una engañosa tarde primaveral
recibieron a la Juventus en la capital española como preludio del
infierno que viviría en el Santiago Bernabéu, sorprendentemente coreando al discutido héroe del pasado, Iker
Casillas.En la cancha, el Madrid salió armado hasta los dientes con la "BBC" al completo, con Karim Benzema, a quien se esperaba desde la ida, por fin recuperado y en plena forma pese al mes de actividad. El francés fue una auténtica pesadilla para los centrales Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, que como podían, sacaban balón tras balón ante las constantes llegadas del francés. Eso, cuando no era Lichtsteiner el que sufría, desbordado en la labor de cubrir las escapadas de Marcelo y cuando todo eso fallaba, Gianluigi Buffon volaba para evitar un desastre. La conexión entre Marcelo, Benzema y James era la que más lata daba a los italianos por banda izquierda y que varias veces exigió al veterano capitán de la Juventus antes de que el mediocampista colombiano consiguiera una oportunidad de oro al ser derribado dentro del área por
Chiellini. Decretado el penal, para disgusto de los italianos, Cristiano marcó un gol tan necesario como especial. Ese 1-0 a favor era lo único que necesitaba Madrid para sacar el boleto a Berlín pero la Juventus no iba a ceder su ventaja tan fácilmente y teniendo en cuenta que se trata de un rival que ya le ha aguado la fiesta varias veces, el cuadro merengue continuó en busca del segundo. Lo tuvo Ronaldo, que tomó una decisión insólita al ceder el balón a Isco en lugar de disparar desperdiciando así una oportunidad y también Karim Benzema, con un cabezazo que fue a las manos de Buffon. La Juventus apenas había dado un aviso en la portería de Iker, que oportunamente atajó vistosamente el disparo raso de Arturo Vidal. Pero la "Vecchia Signora", que también tiene lo suyo de temible, no claudicó. Benzema, cada vez más cansado, batallaba para mantener la presión sobre Andrea Pirlo y a Toni Kroos le empezaban a fallar los pases. Comenzaron a perder balones en zonas inconvenientes peor aún, la defensa empezó a fallar. Hasta que poco
antes de que el reloj marcara la hora de juego, los centrales tuvieron problemas para despejar un cobro de Pirlo. Pogba, atento, cedió el balón de cabeza para que Álvaro Morata pusiera el del empate con un disparo algo pifiado desde la frontal. Iker alcanzó a meter las manos, pero el balón prácticamente le rebotó en las manos para meterse en la portería. Fue un amargo despertar para el cuadro merengue, que durante 40 minutos estuvo en Berlín. Inmediatamente Ancelotti ajustó. Benzema, que no aguantaba un minuto más en la cancha, dejó su puesto al talismán Chicharito pero de poco sirvió que esta vez el cambio de delantero tuviera el propósito de buscar la remontada, ahora le hacían falta dos goles para avanzar; Allegri puso el cerrojo en torno a su portería con un tercer central, Barzagli. Lo hizo sacrificando al legendario mediocampista Andrea Pirlo, venerado hasta en el Bernabéu, que aún abajo en el marcador global con 15 minutos restantes, le dedicó un sonoro aplauso. Depués sacó a Morata, a éste en medio de una sonora rechifla del Bernabéu que le reprochaba así la traición a ese hombre que emigró a Italia buscando la oportunidad que no tuvo en el Real Madrid y que con el tanto que marcó en la que fue su casa puso a los suyos rumbo a la final de Berlín.
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