de animación coreó su nombre, Todo eso, con el italiano en un palco porque su adiós del Madrid no fue en el banquillo, si no en un palco por estar sancionado.
Ancelotti y Casillas fueron los protagonistas del debate del madridismo, pero en el césped fue Cristiano Ronaldo que antes de salir a jugar ya tenía asegurado el "pichichi" y la "Bota de Oro", el portugués marcó un hat trick que le valió la ovación de la grada, pero que no celebró con demasiado entusiasmo, consciente que la victoria, los goles eran inútiles en el adiós triste de una temporada que parecía que iba a ser un paseo blanco y ha acabado siendo una tragedia. Cristiano (13') comenzó marcando de un gran cabezazo a pase de Marcelo. El partido era de un Madrid con Nacho, Jesé, Illarra y Chicharito como titulares y Bale en el banquillo, el encuentro tenía poca historia, pero el Getafe lo animó con dos goles casi seguidos en sus dos primeros disparos a puerta, ambos desde fuera del área Primero fue Escudero (22') el que puso el 1-1 y en Diego Castro (24') marcaba el 1-2. Dos goles que provocaron una silbatina para Casillas al que los habituales culparon de encajarlos, mientras que el resto de la afición respondió a éstos con aplausos.
Pero Cristiano es insaciable, su hambre de gol no tiene límites, decidió erigirse como uno de los pocos de su
equipo en mostrar algo interés por conseguir algo, estaba lejos, pero la cifra de los cincuenta goles de Messi en una temporada, a cinco de distancia antes de empezar, era un reto enorme.
El portugués marcó el 2-2 de un espectacular tiro libre, como an sus mejores momentos, y un par de minutos despues el 3-2 de penal, para variar.
La segunda comenzó con el Madrid cerrando el encuentro gracias a los goles de Chicharito (47') y de James (52'), un golazo de falta directa. Con ese 5-3 se acabó el partido y Ancelotti le dio la alternativa a Odegaard que debutó en Primera y entró por Cristiano Ronaldo. El noruego dio muestras de calidad en la media hora que tuvo. Tiempo para que Jesé (72') marcara el 6-3 de un partido que ya no tenía ningún rigor táctico, con ocasiones claras para el Real Madrid que en minuto 90 marcó el definitivo 7-3 por mediación de Marcelo.
Casi al final, el Bernabeu tuvo un gesto hacia su capitán, en los últimos seis minutos, cada vez que tocó el balón, fue aplaudido y por fin hubo unanimidad. El recuerdo de sus gestas prevaleció sobre sus errores. Ya no hubo casi pitos y una tímida sonrisa alumbró el rostro de Casillas, un histórico del Madrid que pudo decir adiós algo, poco, más tranquilo.
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