El conjunto de Espanyol no supo cómo revertir este
marcador adverso y poco a poco fueron decayendo sus ánimos mientras
transcurría el tiempo hasta que llegó el silbatazo final.
El Athletic no acudía con las mejores sensaciones al
encuentro con el Espanyol. En la ida mereció ganar el equipo blanquiazul
y el 1-1 se contempló como un mal menor para los de Valverde, obligados
a marcar en Barcelona para meterse en la final. Sergio González no
sorprendió con su presentación en el campo, pero sí lo hizo el Athletic,
extrañamente más calmado y serio ante la precipitación "periquita", que
sin darse cuenta se derrumbó.
El sueño ya se había convertido en milagro para los "periquitos" y el reto estaba en la orilla de los leones, que convirtieron la segunda mitad en un simple ejercicio de supervivencia, sin más, para desplazar al Espanyol de esa final que dio la sensación que algunos tenían en la mente antes de tiempo. Después de tantas semanas haciendo cábalas por encontrar un escenario que acogiese una "final catalana" la realidad golpeó de mala manera al equipo blanquiazul, arrodillado de forma cruel en la última etapa de esa Copa que ganó por última vez en 2006. El Athletic de Bilbao, que un día fue el Rey de Copas, buscará su venganza frente al Barça, que le venció sin despeinarse en 2009 y 2012 y al que intentará de una vez plantar cara en la final del 30 de mayo.
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