Un tanto de Cristiano Ronaldo (26') y un golazo de Marcelo (79') bastaron al Real
Madrid para ganar 0-2 al Schalke, que no plantó cara a un equipo algo
tedioso pero efectivo y profesional, que encarriló en Alemania la
eliminatoria de los octavos de final de la UEFA Champions League.
Los hombres de Ancelotti se vieron las caras con un rival perfecto
para recuperar sensaciones después de un par de meses erráticos con días
aciagos como el del Vicente Calderón.
En la actualidad, el Schalke es un club claramente menor que el Real
Madrid, no se encuentra en un
momento muy fino y Roberto Di Matteo,
aunque ha conseguido formar un bloque más compacto, sigue sin
dar con la tecla para alcanzar a aquel equipo que hace algunas
temporadas logró plantar cara al Bayern de Múnich en la Bundesliga.
Pero tampoco es el Schalke del curso pasado, al que el Real Madrid
humilló con un 1-6 en su camino hacia su décima Copa de Europa. Dotado
de más orden, pero con algo menos de calidad por la ausencia de su
estrella el peruano Jefferson Farfán, de Julian Draxler y de su portero titular, Ralf Fährmann, volvió a
mostrarse como un conjunto timorato y previsible.
Se salvó de la goleada gracias a un orden que el equipo de Ancelotti
se encargó de romper a base de un dominio parsimonioso, con tanta duda, el Real Madrid impuso su calidad a base de control, control y más control.
Tal vez es lo que necesitaban unos jugadores que tenían recientes los
pitidos del pasado fin de semana en el Santiago Bernabéu a Iker
Casillas, Ancelotti e incluso, aunque leves, a Cristiano.
En la primera parte Cristiano se redimió a medias, con Isco Alarcón como
verdadero faro que guió a sus compañeros, y con Lucas Silva, novedad que
resultó algo intrascendente, Cristiano comenzó impreciso y algo
nervioso, tampoco había mucha claridad en el último pase y eso podía
eximirle.
Detalles como un disparo lejano que acabó en el banderín de córner o
las quejas al árbitro, con gestos con los brazos incluidos tanto al
colegiado como a sus compañeros cuando fallaban, presagiaban otra
posible noche extraña de CR7.
Sin embargo, apareció cuando más lo necesitaba, suyo fue el primer
disparo entre los tres palos del Real Madrid, con un cabezazo a pase de
Dani Carvajal que acabó en la red de la portería del joven Timon
Wellenreuther. Fue el 0-1y el luso por fin acabó con
una racha de tres partidos sin marcar.
Mientras, el Schalke sólo probó a Casillas con un
disparo de Huntelaar desde fuera del área que sacó muy bien el capitán
blanco. Fue el único instante de peligro protagonizado por un jugador
que después tuvo que salir del campo con un golpe en un tobillo.
Después, una falta de Cristiano y un mano a mano que falló Karim
Benzema dieron paso al descanso. El trabajo estaba encauzado, pero la
recuperación total, no.
Para la segund etapa los
blancos se convirtieron de nuevo en un equipo previsible, pudieron
controlar casi sin problemas a su rival, que, aún así, tuvo tiempo de
disparar al larguero por medio de Felix Platte. Esa oportunidad fue el
espejismo de una realidad: sería una sorpresa mayúscula que el Schalke
pasara a cuartos de final.
Marcelo se encargó de dar la puntilla con un golazo casi al final, tras gran jugada de Cristiano, que
fue la mejor noticia para el Real Madrid junto al tanto del luso,
que recuperó su olfato, el buen momento de Isco y el 0-2, un marcador
muy bueno para afrontar la vuelta de los octavos de final que será el próximo 10 de marzo en el Estadio Santiago Bernabéu.
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