Austria venció
en Viena a una Rusia inconstante que malgastó la pólvora del extremo
del Villareal Denis Chéryshev (1-0) y afianza con este
resultado su liderazgo en el grupo G de clasificación para la Eurocopa
de 2016 y deja a Rusia, un rival directo, a cinco puntos de distancia.
El
equipo alpino apostó en un principio por controlar el balón y el tempo
del partido ante los de Fabio Capello, que respondieron simplificando el
fútbol: contras verticales y directas.
Poco duró el plan
austríaco, tras unos minutos de tanteo, Chéryshev se plantó en el área
alpina en una rápida galopada que cortó a tiempo el defensa Aleksandar
Dragovic.
Era el primer aviso del peligro de perder la espalda
ante una Rusia que tenía en la rapidez de sus atacantes su principal
argumento. Tras unos minutos más de estéril posesión austríaca,
Aleksandr Kokorin aprovecho unas dudas en la defensa alpina para soltar
un latigazo desde fuera del área que se estrelló contra el poste
izquierdo de Robert Almer, a partir de ese momento el partido
derivó en un correcalles, con una Austria incapaz de madurar las jugadas
y que perdió incontables balones en la medular, y una Rusia que fue
ganando puntos con el paso de los minutos gracias a Chéryshev y Kokorin.
La ocasión alpina llegó en una jugada rápida, tras un balón al espacio a
Martín Harnik, que controló y tiró cruzado desde la derecha para que
Igor Akinfeev se luciese con un buen despeje, las mejores
ocasiones austríacas llegaban desde los costados, donde la velocidad de
Harnik y Marko Arnautovic ocasionaron más de un problema en las contras a
la lenta defensa rusa.
La segunda parte siguió con
la misma tónica: juego descarado y directo en ambos equipos pero si
Austria riñe con el talento y lo suple con esfuerzo, a Rusia le sobra
pólvora arriba aunque le falta claridad en el centro del campo, con
físico y energía, Austria se trabajó un par de ocasiones al comenzar la
segunda parte, la más clara un disparo de Arnautovic desde la izquierda
del área tras un pase de Christian Fuchs.
En los siguientes
minutos Rusia perdió chispa y parecía conformarse por el empate,
mientras que Austria no perdía la fe en la victoria y en medio de
un encuentro desquiciado, el técnico austríaco, Marcel Koller, leyó
bien el partido: retiró a Marc Janko, un tanque de 196 centímetro, y
metió al velocísimo Rubin Okotie. Todo un castigo para los pesados
centrales rusos, Okotie revolucionó el partido y tras una jugada
ensayada estuvo a punto de marcar: Akinfeev salvó sobre la línea y el
banquillo alpino pidió gol al considerar que el balón cruzó la linea de gol,
apenas un minuto después, Okotie (73') envió a las redes
un gran pase de Harnik al corazón del área, el banquillo ruso protestó
que el austríaco estaba en fuera de juego.
Desde ese momento a los
de Capello les entraron las prisas, y sin demasiados planes se lanzaron
al ataque, mientras que los alpinos apostaron por la velocidad de
Okotie para mantener a raya a la zaga rusa.
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