Los "Tiburones Rojos" se habían adelantado con un gol de cabeza del argentino Alfredo Moreno (20').
El 1-1 de los Pumas llegó cuando Josecarlos van Rankin (50') se encontró una pelota en el área chica y la colocó dentro del arco veracruzano.

Javier Cortés era el único que intentaba empujar a su equipo al frente, incluso intercambiaba posición con Diego Lagos, David Cabrera se multiplicaba ante la falta de ritmo de Romagnoli. Los dirigidos por José Luis Trejo no encontraron la forma de ubicarse de forma cómoda en el césped veracruzano, pero por gracia casi divina, impidieron mayor daño en su meta.
Ya para el complemento, Pumas supo devolver el golpe en el momento adecuado, justo a tiempo para mandar un mensaje al conjunto escarlata: una fiesta ofensiva significaría el riesgo de perderlo todo, José Carlos Van Rankin sería el mensajero, con un rebote dentro del área que el lateral remataría a quemarropa.
Parecía que Veracruz entendía la advertencia, pero los locales se mostraron como auténticos tiburones, rodeando la balsa del felino que se hundía paulatinamente, rodeando a una presa que lucía tranquila pero que ya planeaba su milagrosa vía de escape. Esta actitud se acrecentó a los 74' cuando Marco Palacios recibió su segunda tarjeta amarilla, apenas cinco minutos después de recibir la primera.
La victoria no llegó a pesar de la insistencia de Martínez Borja y Sánchez, incluso del ingresado Quiñones. La fiesta sería para todos, sin excepción, aunque fuera una celebración a medias,
Veracruz y Pumas tienen sus respectivas metas al alcance, prácticamente a pocos centímetros; no obstante, ambos son (o deben) ser conscientes, de que el tramo más corto, no necesariamente es el tramo más fácil.
Después de este partido, los Pumas quedaron en el tercer peldaño con 22 puntos, el Veracruz se quedó con 15 unidades en el penúltimo lugar y se le fue la posibilidad de terminar con su angustiosa pelea por no perder la categoría.
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