Los jugadores del Racing de Santander siguieron adelante con su ultimátum y se negaron a
jugar el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey
ante la Real Sociedad, al no producirse la renuncia del presidente del
club cántabro, Ángel Lavín y del resto del consejo de administración que
demandaba el plantel.
Los jugadores del equipo cántabro, a
quienes el club les adeuda varios sueldos, formaron abrazados en el
centro del campo tras el pitazo inicial y, después de que los
futbolistas rivales tiraran el balón afuera, le comunicaron al árbitro
que no iban a jugar y esperaron al resto del plantel y al cuerpo
técnico, mientras en el palco no estaba Lavín.
Aunque los
futbolistas del Racing habían reiterado que no estaban dispuestos a
jugar si Lavín no dimitía y a eso se unía las malas condiciones
meteorológicas, los campos de Sport de El Sardinero registraron este
jueves la mejor concurrencia de la temporada porque la afición quería
acompañar a los jugadores en este trance más que ver un partido de
fútbol.
Así, durante los minutos de calentamiento fueron
constantes los gritos de ánimo hacia una plantilla que lleva varios
meses sin cobrar y a la que Lavín le ha venido prometiendo durante las
últimas semanas que les iba a pagar, sin cumplir su palabra.
Cuando
los jugadores de ambos equipos saltaron al terreno de juego el público
los recibió con el grito de "¡No se juega, no se juega!", además de
continuar profiriendo eslógans contra los dirigentes racinguistas, que
ni siquiera hicieron acto de presencia en el palco.
Luego
la afición ovacionó a sus jugadores mientras estaban formados abrazados
en el centro del campo viendo como los donostiarras se pasaban el balón
hasta que lo echaron al lateral y se acercaron a mostrar su solidaridad a
los futbolistas del Racing.
Una vez decretado el "final"
de este partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey
(3-1 en la ida), eliminatoria que se salda con el paso de la Real
Sociedad a las semifinales, todo el plantel del Racing y el cuerpo
técnico dieron una vuelta al campo para agradecer el apoyo de la
afición.
Cuando todos abandonaron el terreno de juego, la
afición se mantuvo en sus localidades alternando cánticos de apoyo al
Racing, con el ya habitual grito de "¡Fuera chorizos del Sardinero!.
Eso
hizo que el plantel volviera a salir al campo y se acercara hacia "la
gradona" en la que se ubican los incondicionales seguidores
racinguistas, para aplaudirles por su apoyo y por la lucha que han
mantenido durante meses contra los actuales dirigentes del club.
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