El PSG mostró todo su poderío ante un flojo
Benfica (3-0), un triunfo que lo reivindica como un candidato a tener en cuenta en la
Liga de Campeones.
Tan
solo necesitó la primera parte el equipo francés para demostrar que es
el equipo más fuerte del grupo C y para consagrar al Parque de los
Príncipes como un fortín, porque no vive una derrota de su equipo en
competición europea desde 2006.
Pocas opciones dejó el PSG
al Benfica, Ibra adelantó al equipo en el minuto 5 y el partido ya
pareció haber acabado, solo faltó rematar la faena con un tanto del
jovencísimo defensa brasileño Marquinhos (25'), que a sus 19 años logró su
segunda diana en su segunda comparecencia europea, y con otra de Ibra (30').
Todo en la primera mitad, una labor limpia, quirúrgica, basada en el
control del juego y en tres fogonazos que penetraron como balas en la
piel de los portugueses, luego guardaron fuerzas con la mirada puesta
en el clásico que jugarán el próximo domingo contra el Olympique de
Marsella.
La idea de Laurent Blanc va tomando forma y solo parece esperar a que
el uruguayo Edison Cavani despierte y se sume a la fiesta, el uruguayo,
el más caro de la historia del fútbol francés, pareció descolocado en la
maquinaria parisiense, pocas noticias dio de la
calidad que atesora, apenas dejó entrever su fuerza y sus ganas, pero
estuvo muy por debajo de sus compañeros.
Su concurso no fue necesario, ante la omnipresencia de un Ibrahimovic
que parece decidido a hacer del PSG un grande de Europa, ganar la Liga
de Campeones es el objetivo que se ha fijado el sueco y demostró que
tiene juego para conseguirlo.
Marcó a los 5 minutos como estilete de una bella jugada colectiva,
iniciada por Verratti, el organizador del juego parisiense, con el
concurso de Van der Wiel e Ibra atento a rematar en la boca de gol.
Empujó a su equipo en los minutos siguientes, cuando el Benfica
todavía soñaba con sacar algo del Parque de los Príncipes, el sueco
estuvo también en el origen del segundo gol, recuperó un balón que
Matuidi colgó al área para que lo cabeceara Marquinhos tras un rebote en
el meta luso Artur y cerró la goleada con un tanto de cabeza, pleno de potencia, a la media hora de juego, fue suficiente para una gran noche europea.
El segundo tiempo sobró,
porque el Benfica no tenía recursos para más ni el PSG pareció sentir la
necesidad de agrandar la herida.
Cavani intentó dejar su
sello en el partido, pero demostró que todavía le queda recorrido para
subirse a una locomotora que parece dispuesta a mostrar su poderío en
Europa.
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