El
Bayern tuvo una fase inicial -los diez primeros minutos- en la que se
vio con problemas para arrancar, ante un Gladbach que se mostró muy bien
parado atrás y que forzó al equipo de Múnich a recurrir con frecuencia a
los pases largos.
Mario Mandzukic,
en el minuto 16, marcó el segundo para el Bayern en una jugada que se
inició con una falta lanzada desde la derecha por Robben, Ribery puso el
pie y Ter Stegen alcanzó a atravesarse en la trayectoria de la pelota,
pero cayó a los pies de Mandzukic, que marcó a puerta vacía.
El Gladbach intentó jugar con más agresividad y tuvo algunas
llegadas de cierto peligro al área rival, la ocasión más clara la tuvo
Max Kruse, en el minuto 30, que fue conjurada con una gran parada de
Manuel Neuer.
Una confusión entre Neuer y
Dante terminó con gol en propia puerta del brasileño en el minuto 40, en
una jugada que en principio no representaba ningún peligro y que dió
esperanzas al Gladbach.
Sin embargo, era
claro que el Bayern se había asentado en el campo, un minuto antes
Robben había tenido el tercero en sus pies, pero se encontró con una
gran reacción de Álvaro Domínguez en el último instante.
Ter
Stegen salvó dos veces seguidas al Gladbach con dos buenas paradas, pero el gol de la
tranquilidad para el Bayern llegó en el minuto 69, a través de un
penal convertido por David Alaba, era el segundo penal seguido, ambos
por mano de Álvaro Domínguez, pero el primero se lo había parado Ter
Stegen a Thomas Mueller.
Se sentenciaba asi un encuentro que se estaba
complicando para los anfitriones del Allianz en el debut de Pep
Guardiola en la competición alemana y que supone el 38º triunfo liguero
del Bayern, un récord histórico de un equipo que sigue arrasando
registros.
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