Barcelona tuvo que poner muy poco de su parte para ahondar todavía
más en la profunda crisis del Real Zaragoza y llevarse la victoria de
una Romareda convertida esta temporada en uno de los campos más fáciles
para los visitantes y dar un nuevo paso para confirmar lo antes posible
un nuevo título liguero y centrar su pensamiento en la Liga de
Campeones.
Desde el inicio el único guión
del partido fue el que planteó en cada circunstancia el conjunto
azulgrana ante un adversario que parecía portar plomo en sus piernas y
se mostraba incapaz de hilvanar alguna acción de cierto peligro hacia la
portería de Víctor Valdés.
Antes de
cumplirse los primeros sesenta segundos de juego, Cristian Tello, que
circuló por una banda izquierda a su libre albedrío, ya envió desde el
borde del área un disparo envenenado sobre la portería de un Roberto que
vio como se iba fuera por poco.
De
un córner sobre la portería de Víctor Valdés salió un contraataque
desde su propio campo de Thiago (20') al que intentó frenar infructuosamente
Álvaro y con una sutil combinación con Alexis Sánchez batió a Roberto.
La lógica de lo que estaba
aconteciendo en el césped se reflejaba en el marcador, en el que lo
único que se podía esperar era que los azulgranas se fuesen al descanso
con un marcador todavía más amplio a su favor.
El segundo
gol para los hombres de Tito Vilanova llegó en una excelente combinación
por la izquierda de Thiago que culminó a placer Tello (39') todavía pudo ser
más grave para los zaragocistas su inoperancia defensiva dos minutos
después en un remate de Alexis que sacó con el pie Roberto ya
desequilibrado.
Manolo Jiménez intentó darle más vitalidad
al juego de su equipo con la entrada de Antonio Galdeano "Apoño" y con
el delantero del filial Jorge Ortí, lejos de revitalizar a sus huestes,
los barcelonistas dejaron claras sus intenciones de apuntalar todavía
más su victoria para intentar vivir lo más tranquilos posible los
segundos 45 minutos.
A los ocho
minutos de la segunda etapa Tello en una nueva cabalgada por la banda izquierda desbordó con
una pasmosa facilidad a Glenn Loovens para anotar el tercer gol.
Los zaragocistas seguían deambulando por el terreno de juego con mínima
convicción en sus posibilidades frente a un rival cada vez más
contemplativo en sus acciones que mantenía sus continuas combinaciones
sin fin.
Más de una hora tardaron los maños en poner a
prueba que los azulgranas también tenían en su alineación a un portero
con un disparo potente, pero inocente en demasía, de Montañés desde el
borde del área, que a cinco minutos del final volvió a acercarse con
peligro a la portería azulgrana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario