BOLOGNA GOLEA AL CHIEVO

El Bolonia (13º) abrió la vigésima jornada italiana con una goleada 4-0 sobre el Chievo (11º), que le aleja de la zona de descenso.
La figura de ese partido fue Alberto Gilardino, autor de un doblete (44' y 59'), en un encuentro donde también marcaron el greco-albanés Panagiotis Kone (13') y Manolo Gabbiadini (89').
Este resultado frena al Chievo en la zona medio-baja y el Bolonia se coloca a apenas tres puntos de Verona en la clasificación.
El partido fue mucho más parejo de lo que podría parecer mirando el marcador, pero sin dudas el local venció con mérito, porque fue más y argumentó de muchas maneras la victoria.
Al 13', Bologna se puso en ventaja con un cabezazo poderoso de Koné, quien en jugada de tiro de esquina le ganó bien la posición a Vacek y así pudo saltar casi solo sobre el punto del penal.
El cuadro de Pioli, con la ventaja, tuvo el demérito de retrasarse nuevamente concediéndole así más tiempo y espacio a Chievo para armar sus jugadas y crear algún peligro, en realidad, el anfitrión se defendió bien, gracias en particular a la buena performance de la línea de los volantes, y los azul y oro no crearon mucho.
Sobre el final, la buena presión central del local dió sus frutos, cuando Pérez con un gran anticipo le robó muy bien el balón a Thereau en la línea de la media cancha, algo por izquierda, se escapó para adelante y puso enseguida un cuchillazo perfecto para el corte de Gilardino, quien mano a mano contra Sorrentino definió con un toque fino por arriba de la salida baja de Sorrentino.
El inicio del complemento fue muy equilibrado, pero los rojoazules se veían en pleno dominio, que ratificaron poniendo el punto final al partido cuando una vez más Gilardino anotó, esta vez aprovechando una serie de rebotes en el desarrollo de un córner, para empujarla adentro desde pocos pasos.
La visita salió a buscar el descuento, más para poder salvar cuanto menos el honor que para abrir nuevamente el desafío, pero primero un tiro libre de Luciano pasó a pocos centímetros desde el cruce de los palos y, después, fue justo un poste a negarle la alegría del gol a Paloschi.
Sobre el final, cuando todos esperaban solamente el final del desafío, Gabbiadini controló con mucha suerte un pase vertical y con aún mayor fortuna logró llevársela para adelante, defendió el esférico y la clavó a lado del poste del portero rival, con un toque con la punta del botín izquierdo prácticamente de rastrón, para ganarle el tiempo al arquero y a su marcador.

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