Real Madrid logró un valioso empate (0-0) en el Parque de los
Príncipes que lo deja en buena situación para acabar primeros la fase de
grupos de la UEFA Champions League.
El resultado es bueno porque le
devuelve a los españoles la ventaja de campo para liderar el grupo, pero
sabe a poco porque un Real Madrid plagado de bajas dejó una gran
sensación de superioridad, basada en su dominio táctico que le permitió
tener más ocasiones. Real Madrid logró convertir al PSG en un
equipo
menor, pese a afrontar el duelo con toda su plantilla. Ambos siguen invictos y, en el caso blanco, sin haber
recibido un gol en la Liga de Campeones y sólo dos en la doméstica. Por
diferencia de goles, el Real Madrid conserva el liderato del grupo. Rafa
Benítez le ganó la batalla táctica a Laurent Blanc y el resultado fue
un Real Madrid que dejó una buena sensación y que no marcó porque
Cristiano Ronaldo no estuvo fino y porque Trapp efectuó
un par de buenas atajadas. El equipo "defensivo" que Blanc había
descrito la víspera refiriéndose al Real Madrid resultó ser una roca,
un prodigio táctico ideado por Benítez que deja al genio de sus
atacantes la tarea de marcar. Mermado en ese sector, con Benzema y
Bale ausentes, Ronaldo fue el principal referente y tuvo dos buenas ocasiones, de cabeza la primera y
en tiro cruzado en la segunda. Había augurado Blanc que el Real
Madrid se echaría atrás en el Parque de los Príncipes, pero Benítez
ordenó adelantar líneas, un movimiento táctico que ahogó a los
franceses, enredados en la telaraña madridista, incapaces de crear
peligro. La posesión fue parisina en el primer tiempo, pero tan
inocua como eficaz la presión madridista. Tal y como temía Blanc, aunque
seguro que el entrenador parisino no se aguardaba tanta trinchera, un
campo minado que el PSG no está acostumbrado a encontrarse en su liga. Benítez
ganó la batalla táctica, colocó mejor sus peones, situó en situación
más favorable a sus legiones y convirtió el partido en su escenario
predilecto, el de una batalla táctica. En ese escenario se
sumergió el PSG y resurgió el Real Madrid, que acabó lanzado en el
área
rival, llevando a la eufórica grada local una constante sensación de que
se mascaba la tragedia. Jesé y Marcelo convirtieron la banda
izquierda en un colador, que sólo la falta de puntería y el acierto de
Trapp evitaron que se concretaran. Ronaldo, de cabeza, tuvo la
mejor ocasión madridista y el guardameta alemán del PSG se estiró para
pararlo. El programa se repitió en el segundo tiempo y Blanc
decidió refrescar las bandas con la entrada de Pastore y Lucas en
sustitución de Cavani y Di Maria, muy desdibujados ambos. Un movimiento
al que Benítez respondió reforzando el centro del campo con Modric y
Cheryshev, si ya era sólido el conjunto blanco, se convirtió en un bloque de hormigón armado en el que se asentó el sable de su contra.
En la mejor ocasión del partido, el balón, tras
pasar por Jesé, llegó a pies de Ronaldo que cruzó demasiado su disparo. El
duelo volvió a su tónica habitual, con un PSG oxidado ante un Real
Madrid muy asentado. Un hincha irrumpió para saludar a Ronaldo en el
tramo final y el estirón último de los franceses volvió a ser en vano.
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