El Chelsea tomó aire en la Premier gracias a una afortunada victoria
frente al Arsenal (2-0), confirmada a partir de un cabezazo de Zouma (53'), pero que comenzó a tomar cuerpo en el alargue de la
primera, cuando Diego Costa provocó la expulsión de Gabriel Paulista y
rompió los esquemas de los "Gunners".
Un excelente cabezazo de
Zouma al poco de comenzar la segunda mitad y un disparo de Hazard (91') que
desvió Chambers en el tiempo añadido le dieron al campeón una victoria
tan cómoda en el desenlace como inmerecida, por cuanto por futbol y
justicia debió tener más suerte el Arsenal. El equipo de Wenger
sobrevivió como buenamente pudo en la segunda mitad con inferioridad,
hasta que Cazorla vio la segunda amarilla y condenó al equipo de Wenger a
acabar el choque con nueve jugadores, mientras en el Chelsea, mediocre
en su discurso futbolístico, Diego Costa, provocador hasta límites
insospechados, se marchó al banquillo sustituido. El reencuentro entre dos enemigos evidentes como son
Mourinho y Wenger volvió a estar presidido por un partido agrio, duro y
polémico, comenzando por su frío y desagradable saludo y acabando con
una despedida no mucho más educada.
Mejor posicionado en el campo y
con mayor empaque futbolístico, el Arsenal tomó el control en un
escenario en el que había perdido sus últimas tres visitas ligueras y
en el que había recibido un humillante 6-0 el 22 de marzo de 2014. A
través de la dirección de Cazorla, los "gunners" sacaron a la luz las
carencias de un Chelsea que respiró en la Champions pero
sigue, lo evidenció, estando muy alejado de lo esperado. Pero las
esperanzas del Arsenal comenzaron a fundirse en el tiempo añadido de la
primera mitad, cuando Diego Costa se enfrentó desafiante con Gabriel Paulista y tras ser
amonestados ambos por el árbitro, cuando el
internacional español
mereció la expulsión, fueron andando hacia el centro del campo entre
reproches e insultos disimulados, hasta que el zaguero del Arsenal le
dejó una patada que el delantero del Chelsea reclamó airadamente y
desembocó en la expulsión de Gabriel. Poco despues un centro de
Cesc lo remató de cabeza a gol Zouma, aprovechando la disminución del
poderío por alto del Arsenal. Aún con diez lo siguieron intentando
los "gunners", sobreponiéndose como buenamente pudieron a un arbitraje que siguió permitiendo todas las provocaciones y terminó por expulsar por doble amonestación a poco del final
a Cazorla, por protestar una falta señala por una entrada a Cesc. Sin mostrar apenas nada más
allá de la calidad de Hazard, el toque de Cesc o el desempeño de Pedro,
Mourinho se salió con la suya y convirtió la victoria, que sentenció el
belga con fortuna en el tiempo añadido, en el mejor de los argumentos.
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