El duelo tuvo un inicio gris, ninguno de los dos equipos
llegaba al área con claridad, los primeros avisos los dio el Espanyol, a
los quince minutos, con un saque de esquina que Abraham remató alto. El
anfitrión, poco
a poco, insistía más en el área de Saizar, mientras que
los andaluces tenían problemas para pasar de medio campo.
La primera hora de partido fue insulsa, el Córdoba
probaba fortuna aprovechando algunas pérdidas del contrario, sin éxito, y
los de Sergio González apretaban con centros y balones largos: las
individualidades aparecían con cuentagotas, ambos conjuntos firmaban un
pulso trabado.
En el tramo final llegaron las ocasiones más claras y
los goles. Primero, Fede Cartabia examinó los reflejos de Kiko Casilla con una falta desde la frontal. Hasta ahora el meta no
había intervenido, tres minutos después llegó la respuesta blanquiazul,
con mayor acierto.
Abraham, que se incorporó al ataque con velocidad desde
la segunda línea, aprovechó el pase de Caicedo con la cabeza y asestó un
latigazo imparable. Un disparo raso y pegado al palo izquierdo, el
Espanyol, con lo justo, se adelantaba en el marcador cuando más duele y
despertaba un encuentro sin ritmo.
Los de Djukic necesitaban reaccionar e imprimieron más
contundencia a su juego, el cambio de Bebé al descanso contribuyó
enormemente a la pegada del bloque y el propio portugués forzó a Casilla
a desviar su tiro, de todos modos, el Espanyol movía el balón
con más precisión y no tardó en dominar de nuevo.
Luego, una jugada entre Lucas Vázquez, Arbilla y
Sergio García pudo ampliar diferencias, aunque el remate final se fue
desviado. La exhibición ofensiva no fue más allá. Aún así, hasta el
último cuarto de hora, tampoco el Córdoba presentó excesivos argumentos
para creer en el empate.
Sin embargo, en los últimos compases no fue extraño ver
al Espanyol metido en su área. Bebé, determinante, rozó el gol en dos
ocasiones: una la cortó Héctor Moreno y la otra fue un error en el
remate del luso, eran los peores momentos para Casilla, que también vio
como Crespo mandó un cabezazo al larguero.
A falta de cinco minutos, Casilla tuvo que volver a
lucirse, esta vez ante un remate de Khrin, había tensión y amarillas
para ambos equipos. El choque estaba vivo, el anfitrión sufría y los
andaluces soñaban, aunque en eso quedó todo en Cornellà-El Prat.
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