Pocos espacios, partido estratégico desde el inicio para
Argentina y Holanda. Ambos equipos se turnaron en la posesión del balón
con la dura misión de encontrar una jugada, un pase o alguna acción
individual que les permitiera generar peligro al rival.
En eso estuvo Argentina, con Lavezzi muy activo por las
bandas, sumando a Enzo Pérez, Biglia y Messi en el toque corto o la
presión para provocar el error rival. Holanda
basado en la pegada de Sneijder o la velocidad de Robben para romper la
última línea albiceleste.
Un tiro libre de
Messi, bien controlado por el arquero Cillessen; el remate desviado de
Sneijder, tras una mala salida de Mascherano; y un cabezazo de Garay, a
la salida de un córner que se fue por arriba del travesaño fueron todas las acciones de riesgo de un trabado primer tiempo.
Este juego de ajedrez entre argentinos y holandeses tuvo
su continuidad en el segundo tiempo, con ambos equipos establecidos en
la mitad de cancha y acelerando cuando lo creyeron conveniente, sin
grandes emociones, el 0-0 no se quebró y el partido marchó al tiempo
suplementario.
Palacio y Maxi Rodríguez tuvieron sus chances para
lograr la ventaja, pero sus flojas definiciones mantuvieron la paridad.
Ya en la definición desde el punto penal, Romero se hizo gigante para tapar
los remates de Vlaar y Sneijder y llevar a Argentina a una nueva final
por la Copa del Mundo.
Ni Leo Messi, ni Arjen Robben. Romero detuvo dos penales y sentenció a Holanda, que peleará por el tercer
puesto ante Brasil. Los argentinos, por su parte, convirtieron todos.
Maxi Rodríguez hizo el último.La Albiceleste regresa a una final 24 años después y frente Alemania, ante la que perdió en la final de Italia '90.
Un día encapotado y fresco recibió a un clásico de los Mundiales, la final de 1978, ganada por Argentina, o los cuartos de final de 1998, ganados por Holanda, pertenecen a la memoria colectiva del torneo de selecciones más importante.
Las semifinales de hoy, en el Arena Corinthians de Sao Paulo, representaban un nuevo capítulo y quizá el más gris, en los 90 minutos reglamentarios, apenas hubo ocasiones claras para el recuerdo.
Tanto Alejandro Sabella, como el holandés, Louis Van Gaal, plantearon un esquema con muchas cautelas, cuyo resultado fue la ausencia de fútbol de ataque.
Los primeros minutos, más de miramientos que de juego, se encargaron de calentarnos los hinchas argentinos. El 1-7 que Alemania infligió a Brasil el martes fue de motivo de burla. Al grito de "7" intentaron aplacar el apoyo que los brasileños del Arena Corinthians dieron a los Tulipanes.
Una Holanda mejor plantada que Argentina fue la tónica del inicio del encuentro. Wesley Sneijder remató muy desviado un despeje de Javier Mascherano, que había rebañado con acierto un balón peligroso a Arjen Robben.
El empuje de Enzo Pérez, medio del Benfica, y la lectura de Ezequiel Lavezzi fueron esenciales para empujar hacia atrás a la "Oranje", los ajustes de Sabella ofrecieron resultados.
Una falta sobre Enzo la ejecutó un flojo Leo Messi, en una de sus pocas intervenciones en el primer periodo. Messi se ausentó en varias fases del primer tiempo.
En los periodos de mayor presencia argentina, Lavezzi se cambió a la derecha, lado del lateral Daley Blind. Desde allí, punzó a la joven defensa holandesa.
Aparte de la falta de Messi, otro balón parado acercó a Argentina al gol antes del descanso. Ezequiel Garay cabeceó por encima del larguero, el central Ron Vlaar había incomodado lo necesario.
Robben apenas conectó y Robin Van Persie divagó entre Garay y Martin Demichelis, las oportunidades escasearon.
Tónica semejante tuvo el segundo tiempo. Mucho juego trabado y poca construcción.
Mascherano, Biglia y Enzo Pérez sofocaron a Holanda, a la que le faltó calidad entre líneas. Enzo, sustituto de Ángel di María, participó con acierto en la creación y en la faceta defensiva.
Van Gaal procuró contrarrestar, cambió a Dirk Kuyt de banda, de la derecha a la izquierda, a su pierna cambiada (él es diestro), pero mantuvo su línea de cinco defensores.
Puso, eso sí, al joven Jordy Clasie, un creativo, por el defensivo De Jong. Mientras, Robben, en respuesta a Messi, había "sacado" una amarilla a Demichelis.
Holanda buscó dar un golpe de timón con la posesión del balón, un poco más naranja que albiceleste. Argentina, sin embargo, contraatacó con diligencia.
Sabella refrescó a los suyos, Rodrigo Palacio sustituyó a Enzo, uno de los mejores del partido, y Sergio Agüero, recuperado de su lesión, a Higuaín, que realizó un meritorio trabajo en la presión.
Robben, marcado con uñas y dientes se empeñó en evitar la prórroga, pero su internada se cruzó con Mascherano, el mariscal de Argentina, el jugador del Barcelona evitó un remate franco del "10" holandes con un soberbio corte por abajo.
El extremo del Bayern de Múnich se calentó en el tiempo complementario, se quitó a tres de encima, con túnel de por medio, su centro lo despejó la defensa a córner, ensayó un remate lejano desde la derecha, atajado por Sergio Romero, fue el primero entre los tres postes de Holanda.
Palacio, en una extraña descoordinación de la defensa de Holanda, se midió a Jasper Cillessen, pero cabeceó flojo. También en la segunda parte de la prórroga, Messi agitó a la defensa naranja por la derecha, ningún defensor le paró, centró y Maxi Rodríguez disparó sin convicción. fue lo único del "10" argentino practicamente en el partido, ¡como se extrañó a Di Maria!.
Con los cambios agotados, Van Gaal no ejecutó el movimiento de arqueros que hizo en Costa Rica y Sergio Romero fue el héroe al parar los penales a Sneijder y Vlaar. Argentina a tropezones es el finalista y llega a la final en el Maracaná más por errores ajenos (o chispazos de Dimaria, Messi o Romero) que aciertos propios, se las verá con Alemania, quizá el mejor de este mundial que debiera coronarse el domingo, pero,..el fútbol nunca supo de justicias..
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