EL ADIOS TEMPRANO


Cristiano Ronaldo le dijo adiós a Brasil con las manos vacías pese a marcar su tercer gol en el tercer Mundial de su carrera, si se mide por el tiempo reglamentario de 90 minutos, el astro portugués necesitó 443 minutos para volver a estremecer las redes.
Sin un rendimiento destacado en este Mundial y con una eliminación prematura, el delantero portugués se convierte en la cuarta víctima de la maldición que anula la magia a los dueños del Balón de Oro que juegan un Mundial, como en carne propio lo sintieron Luis Figo (2002), Ronaldinho Gaucho (2006) y Lionel Messi (2010).
En total, Cristiano Ronaldo jugó en su carrera catorce partidos en un Mundial, en el 2006 quedó en el tercer lugar y jugo siete encuentros. En el 2010 quedó en octavos de final y jugó cuatro; finalmente, en Brasil participó en tres encuentros y quedó en fase de grupos.
Cinco años después de levantar por primera vez el Balón de Oro y a meses de conquistar con el Real Madrid la Décima Champions, una lesión en la rodilla izquierda se encargó de aniquilar las pretensiones de gloria de CR7.
Cristiano era el crack, que debía llevar de la mano a la selección portuguesa lo más lejos posible en la Copa del Mundo, pero llegó lastrado físicamente, apenas fue capaz de guiar a Portugal a un triunfo insuficiente ante Ghana en un partido en el que los africanos estuvieron mucho más cerca que sus oponentes del pase a octavos, pero les penalizó la fragilidad de su defensa, que regaló dos goles que tampoco sirvieron para aliviar a los lusos, virtualmente privados de su mejor hombre durante todo el torneo.
Cristiano estuvo en Brasil en cuerpo mortal, pero no en espíritu, sus problemas de rodilla, y todo el circo montado a su alrededor, han sacado a la estrella lusa del Mundial antes de tiempo. Cierto es que pudo incluso engancharse en un último tramo alocado ante Ghana, pero falló lo que no suele.
Ni físico ni confianza, las armas que le convierten en un jugador temible, le han acompañado. Tampoco Portugal ayudó, ni ante Alemania, ni ante Estados Unidos, ni ante Ghana. De hecho, los africanos estuvieron mucho más cerca de octavos que Portugal. A un gol tras el empate de Gyan.
El el primer y último gol de Cristiano en el Mundial sirvió de poco, CR7 llegó a Brasil mal, y tarde, y se fue demasiado pronto.
Lastrado físicamente, apenas fue capaz de guiar a Portugal a un triunfo insuficiente ante Ghana en un partido en el que los africanos estuvieron mucho más cerca que sus oponentes del pase a octavos. Pero les penalizó la fragilidad de su defensa, que regaló dos goles que tampoco sirvieron para aliviar a los lusos, virtualmente privados de su mejor hombre durante todo el torneo.
Cristiano estuvo en Brasil en cuerpo mortal, pero no en espíritu. Sus problemas de rodilla, y todo el circo montado a su alrededor, han sacado a la estrella lusa del Mundial antes de tiempo. Cierto es que pudo incluso engancharse en un último tramo alocado ante Ghana, pero falló lo que no suele. Ni físico ni confianza, las armas que le convierten en un jugador temible, le han acompañado. Demasiado lastre incluso para él.
Tampoco Portugal ayudó. Ni ante Alemania, ni ante Estados Unidos, ni ante Ghana. De hecho, los africanos estuvieron mucho más cerca de octavos que Portugal. A un gol tras el empate de Gyan, que volvió a mostrar todo el repertorio del hombre de área. Mediado el segundo tiempo, cazó un centro de Asamoah y lo mandó la red de Beto. Pepe y Bruno Alves tendrán pesadillas con Gyan.

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