El Paris St. Germain de Zlatan Ibrahimovic, el uruguayo Edinson Cavani
y el argentino Ezequiel Lavezzi conquistó su segunda
corona seguida en la liga francesa de fútbol a dos fechas del final de
la temporada, pero los festejos se vieron afectados por la caída ante Rennes (1-2).
El PSG salió a la cancha con el título en la mano, gracias al empate del escolta Mónaco 1-1 con el Guingamp.
Lavezzi (3') abrió el marcador, pero el Rennes dio
el vuelta el resultado con goles de Foued Kadir (23') y Paul-Georges Ntep (27').
El PSG del entrenador Laurent Blanc suma 83 unidades y está a siete puntos del Mónaco a dos jornadas del final del torneo. El PSG también ganó la Copa de la Liga esta temporada.
Es el cuarto título de campeón de Francia de la historia del club
parisino y el segundo consecutivo, tras el de la campaña 2012-2013. El
equipo dio un salto cualitativo desde la llegada en 2011 de sus actuales
propietarios cataríes y la inversión desde entonces de 380 millones de
euros en fichajes.
En el partido ante el Rennes reapareció el atacante sueco Zlatan
Ibrahimovic, que entró en juego en el minuto 57 en lugar de Lavezzi,
tras más de un mes lesionado.
El París Saint-Germain consigue un doblete esta temporada, ya que
levantó también el trofeo de la Copa de la Liga el pasado 19 de abril,
superando en la final al Lyon.
El PSG construido en los últimos
años a golpe de talonario, cuenta con un demoledor dúo atacante Zlatan
Ibrahimovic-Edinson Cavani como garantía de gol y el seguro atrás del
brasileño Thiago Silva.
Los tres han sido claves para el título liguero en Francia, asegurado por el equipo de manera matemática.
Si el
París Saint-Germain ha sobrevolado la Ligue 1 ha sido en gran medida por
su atacante estrella, el sueco Zlatan Ibrahimovic, si no se hubiera lesionado en la recta final de la temporada,
seguramente hubiera superado los 30 tantos en la Ligue 1, una marca que
ya alcanzó la pasada campaña. En 31 partidos de liga ha logrado 25
dianas, algunas de ellas auténticas obras de arte, y ha dado 11
asistencias. "Ibra" está en otra dimensión y muchos le consideran la
tercera gran estrella mundial, tras Cristiano Ronaldo y Lionel Messi.
Pone el "glamour" en la liga francesa y supone un indudable gancho
comercial para que cada vez más se interesen por un torneo considerado
hasta hace pocos años secundario.
Cavani llegó al principio de la actual temporada procedente del Nápoli tras
coseguir 44 goles teniendo en cuenta todas las competiciones.
En París ha tenido que vivir en ocasiones a la sombra de Ibrahimovic y
sacrificarse por él, siendo desplazado a una banda, pero ha demostrado
su instinto en sobradas ocasiones y ha contribuido mucho al éxito del
equipo, pese a su estatus de estrella, ha trabajado duro, incluso en
tareas defensivas. Su actitud, subrayan en el cuerpo técnico, ha sido
siempre ejemplar.
El "Matador" ha firmado además 16 tantos y es el segundo máximo
anotador de la Ligue 1, sólo superado por su compañero sueco. Su único
punto negativo estuvo en la Champions, donde no pudo ser el líder que
el equipo necesitaba en la eliminatoria de cuartos de final ante el
Chelsea inglés, donde los franceses quedaron eliminados.
Thiago Silva puede que sea el mejor en su puesto, por algo es el segundo
futbolista brasileño mejor pagado, tras Neymar, y a sus 29 años su forma
de jugar es incomparable en su posición. Da los relevos necesarios al
equipo, transmite tranquilidad y seguridad, roba balones y reparte
juego. En la parte final de la temporada no ha estado tan brillante,
pero la defensa parisina ha respondido bien esta temporada, con apenas
22 tantos recibidos en liga.
El italiano Salvatore Sirigu ha tenido un gran año
y en 19 partidos de la Ligue 1 no ha recibido goles. Sirigu cumple bien
con su nombre de "Salvador".
Los tres jugadores han agotado en repetidas ocasiones a los volantes
rivales. Blaise Matuidi con su impresionante forma física y su capacidad
de esfuerzo, el italo-brasileño Thiago Motta con sus virtudes para
bloquear el juego del rival y el italiano Marco Verratti como
complemento perfecto para ese engranaje del centro del campo. Una de las
fórmulas exitosas del equipo de Laurent Blanc.
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