El Barcelona, una sombra de lo que se esperaría, se quedó seco en Pamplona,
incapaz de asaltar el récord de victorias del Real Madrid y sin marcar
un gol por segunda vez esta temporada, repitiendo el 0-0 que ya cosechó
en la vuelta de la Supercopa ante el Atlético de Madrid, esta vez ante el Osasuna.
El empate, un evidente frenazo en sus expectativas, significó el primer
partido de Liga en que el Barça se quedó sin marcar desde el 28 de enero
de 2012, cuando cosechó el mismo resultado en su visita al Villarreal, desde entonces y hasta este partido en Pamplona el Barça había
completado 63 partidos marcando al menos un gol, lo que no sucedió
frente a Osasuna.
Martino se mostró "tranquilo con el rendimiento del equipo" y aunque
consideró que el Barça mereció ganar no convirtió el empate en un
drama. La imagen, sin embargo y sobre todo en la segunda mitad,
evidenció que, como tantas veces, el virus FIFA volvió a atacar
directamente a un grupo cansado.
El mensaje positivo del entrenador puede entenderse en puerta de dos
partidos cumbre, el martes ante el Milan y el sábado frente al Real
Madrid, pero la lentitud de ejecución, la poca agilidad en la
combinación y la falta de fé y hasta rabia en el campo dejaron patente
que el Barça sigue en ruta, pero no está cercano a la excelencia
esperada.
Nada se entiende en el universo azulgrana sin la presencia de Messi y
su entrada en El Sadar se recibió como una bendición, con él todo debía
cambiar, pero..
Nada cambió en esos últimos minutos y el Barça acabó estrellado ante la
fatalidad, ni récord, ni goles ni sensaciones y después de 64 partidos
de Liga, tras 630 días, el equipo azulgrana se quedó seco y a cero.
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