VALENCIA DECEPCIONA EN EL CORNELLA-EL PRAT

El Espanyol está decidido a dar que hablar, en su segundo partido liguero se dió el gusto de remontar ante un Valencia llamado a luchar por los puestos de honor y que no ofreció nada de lo que se le supone.
Ganó por 3-1 el Espanyol en un marcador que reflejó los méritos de unos y el penar de los otros.
Tiene el equipo de Javier Aguirre una personalidad muy marcada y que le convierte en un rival más que incómodo, si le falta fútbol, le sobra intensidad; si tiene déficit de calidad, tiene superávit de ganas.
Al Valencia de Djukic le bastó con un aviso para hundir la confianza de la grada, tras dos llegadas con peligro de los periquitos, a la que el balón se acercó a la portería de Kiko Casilla el jarro de agua fría fue absoluto, un centro de Rami, una asistencia de Jonas y el remate ajustado de Postiga (10') pusieron por delante al equipo che.
Empujado por el carácter de David López (que apunta a convertirse en una de las claves de este equipo), el Espanyol fue empequeñeciendo al Valencia hasta que poco después de la media hora un córner cobrado por Simao desembocó en el golazo de David (31').
Un cabezazo excepcional, calcado al que ofreció en White Hart Lane en el amistoso frente al Tottenham, sirvió al equipo blanquiazul para igualar y mostró las carencias de un Valencia cada vez más empobrecido.
Apenas al comenzar el segundo acto Stuani (47') voló otra vez por encima de la zaga che para marcar el segundo y sentenciar la remontada, se contempló todo lo que puede dar de sí este Espanyol.
La fiesta la redondeó Thievy (89') cerca del final, cuando el Valencia ya era un juguete roto y entregado a su fatalidad.
Podría llegar a compararse el equipo de Aguirre con el Atlético de Simeone: garra, presión, entrega e intensidad sin límite ninguno, jugar como si fuera el partido definitivo, luchar como si todo dependiera del próximo balón y toques de calidad añadidos.
Apuntó el "Vasco" en la víspera su deseo de convertir Cornellà en un fortín y en su presentación en sociedad enseñó los dientes.
Del Valencia poco que decir, débil en su presentación, la fortuna le auxilió en su primera llegada a portería pero a partir de ahí no volvió a ofrecer nada que destacar.

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