BOCA PIERDE CON RACING Y PUEDE QUEDAR ÚLTIMO

Racing le ganó 2-0 a Boca con goles de Burdisso en contra (21') y Saja de penal (47'), el Cilindro explota, los hinchas de la Academia celebran el momento de Independiente y la clasificación a la Sudamericana.
La academia tuvo una noche redonda, ganó y selló su pase a la Sudamericana y de paso aprovechó para seguir enrostrándole su triste momento a Independiente.
Racing ganó gracias a un tanto en contra de Guillermo Burdisso y un gol de Sebastián Saja, de penal, por una mano infantil del central Xeneize.
El equipo de Bianchi no encontró respuestas estando en desventaja, sigue su pésimo andar en el Torneo Final y peligra con terminar en el último puesto de la tabla, si gana Argentinos Juniors.
Con el rival de toda la vida en una agonía interminable, prácticamente condenado, la fiesta podía ser completa con un clásico nocturno por delante y eso hizo Racing: continuó con su celebración.
Porque dominó a Boca, le ganó 2-0 y cumplió el objetivo de meterse en la Copa Sudamericana, así, el Cilindro fue un sinfín de cánticos burlándose del Rojo y alaridos de victoria.
Todo lo contrario ocurrió en el otro lado, donde Guillermo Burdisso tuvo una noche para el olvido, el central la metió en contra del arco de Oscar Ustari en el primer gol e hizo el penal que Sebastián Saja consumó para el 2-0. Igualmente, claro, el dominio de Racing sobre Boca fue muy marcado.
Agustín Pelletieri, Bruno Zuculini y Rodrigo De Paul controlaron la mitad de la cancha, eso, sumado a la velocidad de Luis Fariña y la movilidad de Luciano Vietto (estrelló una pelota en el travesaño) y Adrián Centurión (se perdió un mano a mano increíble), fue suficiente.
La lucha de Boca está clara: tiene que sumar para no salir último (está a tres de Argentinos, que debe su partido con San Lorenzo) y, también, para no padecer estos pobrísimos 14 puntos obtenidos en el Torneo Final, enfrente, se regocijan con el ingreso de fantasmas al campo de juego y con "un minuto de silencio para el Rojo que está muerto". La mitad de Avellaneda, sonríe.

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