Costa Rica derrotó por la mínima a un equipo
canadiense de prueba, en un partido amistoso celebrado en la localidad de
Edmonton ante poco más de 8.000 espectadores.
El gol que Jairo Arrieta marcó de penal en el minuto 15 fue
suficiente para que los ticos se marchasen de Edmonton con una victoria y
para que Canadá acumule una nueva derrota en sus últimos amistosos.
De hecho, Canadá ha sido incapaz de ganar ninguno de los últimos
cinco amistosos que ha disputado este año, lo máximo que ha conseguido
es arrancar un empate.
A la vista del pobre juego desplegado por el equipo canadiense y el
escaso interés que el amistoso contra Costa Rica despertó entre los
aficionados de Edmonton, nadie diría que el fútbol es el deporte de más
rápido crecimiento en Canadá.
Tanto Canadá como Costa Rica se habían planteado el enfrentamiento en
el Estadio de la Commonwealth de Edmonton como el territorio ideal para
probar si algunos de sus jóvenes jugadores tienen material para estar
en la selección nacional.
En el minuto 15, Piette fue el autor de la falta que Arrieta sufrió
dentro del área y que el mismo jugador costarricense se encargó de
convertir en el único tanto conseguido en los 94 minutos de juego que
duró el partido.
A partir de ese momento, Costa Rica se conformó con gestionar el
partido ante la ineficacia del ataque canadiense que aunque contó con
varias ocasiones, como en el minuto 17 en las botas de Nakajima-Ferran,
fue incapaz de materializar sus oportunidades.
En la segunda parte, la tónica fue similar, Costa Rica aguantó las
oleadas canadienses sin grandes dificultades y contraatacó en contadas
ocasiones.
En una de esas oportunidades, Osvaldo Rodríguez consiguió colocar el
esférico en las redes del guardameta canadiense pero el árbitro anuló el
tanto al considera que el tico había empujado al defensor Ledgerwood.
Precisamente Ledgerwood fue expulsado en el minuto 75 cuando se
enzarzó en una pelea con Meneses quien también se llevó la tarjeta roja,
lo que dejó a ambos conjuntos con 10 hombres.
En los últimos minutos del partido, literalmente la totalidad de la
escuadra canadiense, incluido el portero Borjan, se agolparon entorno al
área de Pemberton pero los norteamericanos exhibieron una vez más su
pobreza goleadora y se acabaron marchando a las duchas sin poder
anotarse ningún gol.
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