LA MÁQUINA VUELVE AL TRIUNFO

Cruz Azul, colero absoluto y el primero de la tabla, Pumas de la UNAM, jugaron en el estadio Azul con triunfo de la "Máquina" por 2-1.
En la primera arremetida Joao Rojas fue derribado por Van Rankin para que el árbitro decretara penal, el cual fue cobrado muy bien por el "Chaco" Giménez (6'), quien disparó raso a la derecha del reaparecido "Pikolín" Palacios.
Luego de la anotación, el conjunto felino intentó nivelar las acciones y el juego se volvió de ida y vuelta, pero el medio campo celeste estaba regalando algunos balones y Sergio Bueno tuvo que pararse del banquillo para dar indicaciones.
Un disparo de Sosa pasó rozando el segundo palo de la meta defendida por Corona, cuando éste se había quedado parado viendo como el esférico lo había rebasado.
Casi durante los primeros 45 minutos el trabajo defensivo de los cruzazulinos fue muy bueno, despejando todo lo que llegó a su retaguardia, pues en cada ataque universitario, todo Cruz Azul se replegaba atrás, incluido su hombre en punta, Vicente Vuoso.
Sin embargo, en una falta de la zaga en los linderos del área, el juez central decretó tiro libre directo que cobró Cortes (43') con disparo chanfleado, el cual volvió a dejar parado a Chuy Corona, sólo que esta vez sí fue gol.
En la parte complementaria, el partido bajó de nivel, pero el cancerbero cruzazulino siguió recibiendo uno que otro susto en su meta y la "Máquina" también seguía insistiendo.
Cada técnico movió a sus piezas iniciando este lapso del encuentro, el más obligado, Bueno, ajustó en el
medio campo con Baca y saco a Lucas Silva.
Asi se le presentó otro penal, pues el árbitro marcó una falta de Alcoba sobre Fabio Santos, quien tras hacer contacto con el jugador auriazul cayó al suelo.
El "Chaco" (68') volvería a anotar poniendo el 2-1 en la pizarra. Los del Pedregal sudaron la camiseta como nunca los últimos 30 minutos del encuentro, pero esta vez nada les salió, ya que José Alfredo Peñaloza se dedicó a marcarles todo, incluso, cuando parecían estar en posición de gol dentro de la zona custodiada por un nervioso Corona.
Los instantes finales del cotejo fueron de mucha presión para la zaga cementera, que ya sólo estuvo dedicada a alejar, como fuera, todo de su portería.

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