El Bayern de Pep Guardiola se impuso a domicilio al
colista Eintracht Braunschweig (0-2) que le dió muchas dificultades,
sobre todo durante el primer tiempo, llevando el partido al terreno de
lo físico.
Guardiola
dejó en el banquillo a Thomas Müller, en cuya posición empezó el
partido Mario Götze, y a Mario Mandzukic, reemplazado por el peruano Claudio Pizarro.
Además
tuvo que hacer modificaciones debido a las ausencias de Rafinha y Toni
Kroos, por sanción, de David Alaba, por un resfriado, y del meta Manuel
Neuer que está en proceso de recuperación de un problema en el gemelo
derecho.

El Braunschweig, necesitado de puntos, optó
por convertir el partido en una batalla física ante un equipo que,
aunque buscaba la victoria, no estaba muy interesado en arriesgar
demasiado en los balones divididos en medio de una Bundesliga ya
sentenciada a su favor.
El Bayern se vio
afectado por una presión agresiva en los primeros minutos del partido,
que empezaba cerca de la portería de Raeder y obligaba al Bayern a
recurrir a pelotazos largos.
La máquina
bávara estaba lejos de funcionar a plenitud. En el primer tiempo, el
Bayern tuvo apenas dos ocasiones de gol. La primera, cuando un
defensa alcanzó a interponer en el último instante el pie a un pase de
Franck Ribery que buscaba a Arjen Robben que hubiese podido definir a
puerta vacía.
La segunda con remate de Hobjerg por encima desde el punto de penal, a pase de Robben.
En la segunda parte, el Braunschweig acusó el esfuerzo del primer tiempo y el Bayern empezó a tener más espacios para combinar.
Sin
embargo, el gol no llegó en una jugada iniciada por
Thomas Müller, que había entrado por Ribery dos minutos antes, y que
terminó con una buena definición de Pizarro (75') a pase de Götze.
El
segundo por intermedio de Mario Mandzukic (86')
, que
había entrado por Robben, en una jugada de contragolpe iniciada por un
pase largo del meta Raeder que superó a la defensa del Braunschweig que
estaba demasiado adelantada.
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