Contagiado por la excesiva frialdad del ambiente, con una asistencia muy escasa de aficionados en la grada, el Espanyol encaró el partido falto de tensión y facilitó que la mayor capacidad técnica del Villarreal se adueñase del juego.

Sergio García tomó el mando y poco a poco el Espanyol despertó, toda la intensidad que se echó en falta en la primera hora de partido apareció milagrosamente en la parte final y poco después de que Giovani le arrebatase un remate mortal a Uche que habría significado el 0-3, el capitán del Espanyol bajó con maestría un balón, lo sirvió a Córdoba (77') y éste fusiló, faltaba mucho para el final y en ese tiempo el partido cambió absolutamente, el equipo de Aguirre se fue con todo a por el empate y el Villarreal empezó a resguardarse como buenamente pudo. Sin orden pero con una intensidad absoluta, el ejército "periquito" puso cerco al área visitante y lo que se había temido derrota humillante se convirtió en ilusión por el empate y lo tuvo en las botas de Sergio García (91') gracias a una mano inocente de Gabriel en ese último minuto que desembocó en penal, el zaguero del Villarreal, asustado por la presencia de Córdoba, rechazó con la mano el balón y el capitán tuvo la ocasión inmejorable de cumplir el milagro, pero su disparo lo rechazó de manera excepcional Asenjo.
El Espanyol dio un paso atrás en su esperanza de asomarse a Europa, aunque sigue a tres puntos del séptimo puesto del Sevilla, y el Villarreal se recuperó después de dos derrotas conseutivas que le mantienen la esperanza de dar caza a la cuarta plaza que da acceso a la Champions.
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