La clasificación al Mundial de Brasil queda condicionada, el boleto parece lejano, más lejano que nunca: quedan nueve puntos por disputarse, dos de ellos en visita, ante EEUU y Costa Rica, y recibiendo a Panamá en un Estadio Azteca que ya no tiene peso, Honduras fue de dos caras, tímido, precavido, agazapado en la primera mitad, para la segunda parte, Luis Fernando Suárez, mete a Jerry Bengston y consiguió destrozar a México, para el Tri, lo patético es el balance: de 12 puntos disputados en el Estadio Azteca, sólo 3 ganados.
México por fin rompe maleficios, Honduras quiere reaccionar, un zapatazo del Muma causa dolor en la zaga, pero no causa daño, los "catrachos" equilibran el juego por momentos, pero México aprieta en la recuperación.
El gol deja un beneficio colateral a México que hacía el gasto físico en el inicio, ahora es Honduras quien hace recorridos largos, la persecución de la pelota es más intensa.
El primer tiempo cae en el sopor, México desafía a que Hondura intente, se atreva y busque situaciones de gol, pero las reacciones "catrachas" son apenas esfuerzos individuales con fallidas paredes largas con ventaja para la anticipación de los mexicanos, así, el juego decae. La emoción languidece entre bostezos hasta cerrar el primer tiempo.
Jerry Bengston es la carta que juega Luis Fernando Suárez en el arranque del complemento, saca a Nájar, Honduras finalmente rompe su caparazón, sometiendo en los primeros minutos a México, la primera reacción del Chepo es sacar a Chaco Giménez, en una noche incompleta, y entrega el compromiso a Andrés Guardado, que empieza a ayudar a apretar la marca, a cerrar caminos y forzar jugadas laterales.
Pero súbitamente, se presentan lamentables errores defensivos, ambos generados en el concepto, por el recién ingresado Bengston, primero, Carlos Salcido despeja torpemente, Costly recupera, gira y dispara. Jesús Corona titubea y entrega la pelota a la llegada de Bengston (64'), silencio total en el Estadio Azteca. Honduras, un equipo presuntamente sin gol, termina sentenciando en tres minutos el marcador, el 1-2 lo firma Carlo Costly (66'), esta vez en una distracción de Diego Reyes, quien cruza con un balazo a Jesús Corona, la tribuna del Estadio Azteca, y la banca de México, se colapsan, mientras los hondureños, una minoría, celebran, México se desliza aún más profundamente en el desorden, en la desesperación, en el caos, en la desconfianza, y de nuevo víctima de sus propios miedos, que le impiden definir dos posibilidades inmejorables con Reyes y Aquino, cuyo disparo muere en el poste, mientras la tribuna corea largos oles burlándose de su propia selección.
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