El Espanyol, que dirige el mexicano javier Aguirre, aprovechó
la debilidad que está mostrando esta temporada el Real Zaragoza en su
estadio para sacar tajada y llevarse un punto de un campo que se les
atraganta a sus propietarios, ya que de diez que ha disputado ha perdido
seis y empatado uno.
La historia se volvió a repetir con
un equipo visitante que tiene que hacer muy poco para arañar algo de La
Romareda y un conjunto aragonés que desde el parón navideño se desinfla
poco a poco, da una preocupante imagen y es incapaz de mostrar el nivel,
de juego y físico, del final del pasado año.
El conjunto catalán, sabedor de los problemas que tiene el Real Zaragoza
para llevar el peso de los encuentros en su estadio tuvo suficiente con
estar bien colocado y presionar bien para abortar cualquier oportunidad
local, aunque tampoco el Espanyol tuvo ocasiones en una primera parte
para olvidar.
Si hay un adjetivo para calificar los primeros 45 minutos sería el de aburrimiento total y absoluto.
El equipo maño quería pero no podía, mientras que los "periquitos"
daban la sensación de conformarse con el empate y esperar una ocasión
clara para llevarse los tres puntos, conocedores del lamentable balance
de su oponente en su estadio.
Esta
situación permitió al equipo barcelonés vivir una plácida primera mitad
en el aspecto defensivo, si bien tampoco se estiró en exceso como para
inquietar con claridad la meta de los propietarios del terreno de juego.
El regreso al campo tras el descanso le dió otro aire al encuentro pues
hubo más dinamismo y a poco de comenzar hubo dos claras ocasiones, una para
cada equipo, la primera con un remate de cabeza del uruguayo Christian
Stuani que salvó con una gran parada Roberto y, apenas un minuto
después, Víctor tocó ligeramente un balón botado en un córner, que de
haber contactado bien hubiera acabado en gol.
El equipo de
Manolo Jiménez apretó el acelerador y obligó a dar un paso atrás al
conjunto catalán, con ambos equipos ya con diez jugadores por la
expulsión por doble amonestación de Javi López y del rumano
Sapunaru, el Zaragoza llegó con mucha claridad a la meta de
Casilla pero le faltó acierto en el remate, otra de las asignaturas
pendientes del equipo aragonés.
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