El duelo en La Romareda quedó condicionado por las expulsiones, la segunda del Real Zaragoza, en el minuto 63, acarreó un penal que transformó Diego Castro para acabar con las ilusiones locales de instalarse en una zona tranquila de la clasificación, objetivo que cumple el conjunto madrileño gracias a su primera victoria fuera del Coliseum Alfonso Pérez.
El equipo de Luis García Plaza debe decidir a qué juega, salvo en los minutos iniciales del segundo tiempo, parecía mostrar falta de ambición y eso que comenzó disfrutando de la mejor oportunidad del primer periodo, en el minuto 3 en un robo de balón protagonizado por Abdel Barrada que, tras irse de tres contrarios, dribleó al meta Roberto pero le dió mal al balón en su disparo en caída y permitió a Christian Sapunaru evitar el tanto, la expulsión de Romaric siete minutos más tarde por una entrada a Lacen endureció el partido y lo trabó con continuas faltas y el conjunto maño, contrariamente a lo que pudiera parecer normal, se hizo con el dominio del balón y del juego.
Al principio con más corazón que
cabeza, pero luego, con el sentido del juego que le dio José María
Movilla, el equipo maño dio la sensación de jugar con un hombre más en
vez de con uno menos, el equipo
de Manolo Jiménez fue el único que inquietó tras la expulsión llegando a
gozar de dos claras ocasiones, la primera en un despeje
de cabeza del defensa visitante Rafa, que tuvo que rechazar con muchos
apuros Moyá, y la segunda con otro cabezazo, en este caso de Sapunaru,
que dió en la parte superior del larguero.Tras el descanso el juego se había igualado porque el Getafe había despertado, pero el equipo maño no renunciaba a la victoria hasta que llegó la protestada jugada del penal en el minuto 63 que, transformado por Diego Castro, acabó por ser clave para el triunfo final del equipo visitante ya que, con dos hombres más, se dedicó a tocar y a tener la posesión del balón especulando, más que pensando en cerrar definitivamente el encuentro, aunque Alvaro falló en el 67' solo a puerta vacía lo que hubiera sido la sentencia, aún así, el equipo aragonés, con un gran tesón, tuvo su gran oportunidad en el minuto 78 en una falta que por dos veces cabeceó Helder Postiga y que acabó en un barullo que desbarató la defensa del Getafe.
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