INSÍPIDO TRIUNFO DEL AMÉRICA EN EL AZTECA

América sigue siendo una mera promesa que todavía se busca cumplir, aunque por lo menos hoy en el Azteca se reencontró con un triunfo (1-0) frente a Tigres que le servirá para encarar la semana con mayor tranquilidad.
Las Águilas siguen sin volar tan alto como lo pretenden, el cambio de un proceso mucho más defensivo a uno netamente ofensivo le ha costado más de lo pensado a un equipo que por momentos parece amarrado, carente de ideas o incluso errático en el último toque.
Los de Matosas lo intentan, pero no siempre pueden, de hecho pocas veces lo logran, los de adelante todavía pasan por esa etapa de conocimiento en la que cuando mandan un pase, el receptor ya está en otra zona del campo o definen cuando hay un compañero mejor colocado.
Darwin, Oribe y Benedetto son insistentes, el problema está en que esos intentos, al menos por ahora, no son del todo eficientes.
Si a eso se le añade el orden ya acostumbrado que tiene Tigres sobre el campo, el panorama luce más complicado. Hoy en el Azteca no fue la excepción, los locales siempre lo buscaron, pero sólo una vez dieron con las redes. Benedetto (21') fue el encargado de aparecer y anotar el único tanto de la velada, que de paso sirvió para ser su debut oficial en las redes como futbolista de los de Coapa.
El ritmo, hasta ese momento, era fluido, veloz por las bandas, con ideas claras y hambre de gol, el tanto del argentino pareció terminar con todo ello. Las oportunidades de repente se redujeron considerablemente de parte de las Águilas, mientras que Tigres seguía en su partido, con la intención de no perder la concentración y recibir más goles con ello como ocurriera en la pasada Final.
Ya para el complemento, Ferretti apostó por ir un poco más al ataque al mandar a Sobis y Álvarez a la cancha, pero su intención no sirvió mucho para al menos reflejarse en el marcador. Ni el brasileño, que debutó justo en este partido, ni la "Chilindrina" generaron más allá de alguna jugada que espantara de más a los locales, el resultado, después de todo, ya parecía definido.
La emoción quedó para otro encuentro en esta ocasión en el Azteca, solamente Moisés Muñoz, ya sobre la hora, apareció para evitar un empate de último minuto que hubiese terminado en catástrofe en un Azteca que exigía espectáculo a gritos desde hace unos meses y que todavía no lo puede encontrar en la era de Matosas.

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